Los casos de corrupción en distintas administraciones han tenido un precio alto en la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT). La imagen del ente recaudador ante la opinión pública perdió credibilidad, coinciden analistas económicos.

Hugo Maul, del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN) señala que después de la captura de Carlos Muñoz y Omar Franco la credibilidad de la institución era escasa, pero con la inclusión del presidente Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti en la red de defraudación “La Línea” no visualiza un futuro para la entidad.

Por aparte, el investigador del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi), Abelardo Medina, expresa que las repercusiones alcanzan la moral tributaria porque “no dan ganas de pagar impuestos cuando el uso de los recursos es incierto”. Por otro lado, Medina subraya el desánimo en los trabajadores al verse vinculados con una institución señalada de actos corruptos.

De acuerdo con los datos oficiales, según lo establecido por el sistema de justicia, casi Q500 millones no llegaron al fisco y aún no se establece lo que se perdió con los operadores de La Línea.

Carlos González Arévalo, analista senior de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (Asies), considera necesario levantar la moral tributaria y medidas que busquen la recuperación del organismo recaudador. “Es preciso un punto de partida que cambie la trayectoria, mientras no se haga las puertas para la evasión seguirán abiertas”, explica.

Pero Maul señala que los “cambios de nombres en puestos” serán insuficientes, si los mecanismos de corrupción no cambian. González Arévalo indica que “cambios” se han hecho en el pasado, pero no operan. En ese sentido, menciona si la hoja de ruta es la misma el vacío y la deficiencia permanecerán en la captación de recursos.

Medina y Maul criticaron la discrecionalidad de funcionarios la cual ha contribuido a mancillar la SAT. Coinciden en que el papel del Directorio de la SAT ha sido el de “no rendir cuentas” y “ejercen su posición”. “Son necesarios mecanismos de transparencia, principalmente en un ente de recaudación”, señala.

Impactos en el fisco

En ese sentido, ambos analistas, cuestionan la penetración política que perjudica el desenvolvimiento de los funcionarios. Según Maul tras su selección a dedo “obedecen a los designios políticos y no a la independencia del criterio”. Medina comenta que “si se dedican a sus funciones técnicas su labor tendrá mejores resultados”.

“Habrá que ver cómo este nuevo evento perjudica la recaudación”, afirma Medina. En opinión de González Arévalo, este tipo de sucesos evidencian que la meta de recaudación debe ser revisada durante el año por sucesos que se originan y que se alejan de lo económico. En el caso de Maul el siguiente paso es una “refundación” de la SAT.

Q2.8

millardos  es la brecha fiscal que se tiene hasta el momento.