El flujo de migrantes que desde Guatemala viaja hacia los Estados Unidos en búsqueda de mejorar sus condiciones de vida, en el marco de la migración irregular, continúa. Esta situación se ha convertido en una característica de la sociedad guatemalteca que merece una atención urgente por parte de las políticas públicas; dentro de las fronteras del país deben existir oportunidades de desarrollo. De acuerdo con información del Migration Policy Institute (2021), la cantidad de inmigrantes guatemaltecos en Estados Unidos ha ido creciendo a lo largo de los últimos años, registrándose para 2019 en 1 millón 111 mil 495 (ver gráfica 1), aunque es importante señalar que dicha cifra no sólo incluye a los inmigrantes que están en ese país de forma irregular.

Gráfica 1

Inmigrantes guatemaltecos en Estados Unidos

Fuente: adaptada con información de Migration Policy Institute, 2021.

Como es sabido, el evento demográfico de la emigración irregular trae consigo consecuencias físicas y emocionales y no sólo involucra a población adulta, sino también a menores de edad, motivo por el cual es aún más urgente evitarlo. Según información del Instituto Guatemalteco de Migración (2021) a diciembre de 2020 se registraron 27,199 deportados, de los cuales 4,380 fueron menores de edad. El contexto de recuperación económica en época de pandemia, hace necesario que se consideren, dentro de una estrategia de desarrollo, acciones específicas dirigidas al ámbito local, que disminuyan el mencionado evento demográfico.

Como efecto colateral al incremento de la emigración irregular, está el aumento del envío de las remesas familiares observado en el pasado reciente (ver gráfica 2), recursos que tienen, a su vez, una heterogeneidad de efectos en las comunidades de origen, más allá de su componente macroeconómico, y esto es posible rastrearlo a través de la forma material que adquieren en cada hogar o, en otras palabras, en el uso que se les da.

Gráfica 2

Remesas familiares

Fuente: adaptada con información de Banco de Guatemala -BANGUAT-, 2021.

Es importante visibilizar que la administración de las remesas se encuentra influenciada por varios factores, dentro de los cuales destacan las relaciones de género: las decisiones a su alrededor las toma tanto el hombre, que en la mayoría de veces se encuentra en EE.UU., como la mujer, quien en muchas ocasiones es la administradora de estos recursos en la dimensión del hogar.

En este sentido, uno de los principales cambios que han existido a partir del envío de remesas, se circunscribe al rol que han tomado las mujeres como jefas de hogar y administradoras del patrimonio familiar. Es fundamental tener políticas públicas que fortalezcan el rol de administradoras que las mujeres están tomando, como efecto de la migración internacional y el envío de remesas. Dichas políticas deberían atender por ejemplo temas como las microfinanzas y su relación con las remesas, de hecho, las instituciones de microfinanzas (IMF) ya la contemplan, al respecto se apunta lo siguiente:

“El desarrollo reciente de las IMF les ha permitido diversificar sus productos, que además de crédito proveen asesoría técnica en diversos temas, recepción de remesas familiares, seguros y micropensiones, entre otros” (González, Prado, & Pira, 2014).

La necesidad de atención, por parte de las políticas públicas, a las microfinanzas está asociada a la inclusión financiera, que precisa incrementarse; al respecto se señala:

“Uno de los factores que limitan la inversión de remesas en actividades productivas es la escasa inclusión financiera de los individuos y el bajo acceso a crédito de fuentes reguladas para las actividades productivas” (López, Pérez, & Villareal, 2020).

Otro efecto del envío de remesas, se encuentra asociado a los patrones de consumo. De acuerdo con Juárez, López, y Prado (2020), se identificó que uno de los principales destinos de las remesas familiares lo constituyen las necesidades básicas de las familias, en donde se incluye la alimentación. Si bien las remesas han aumentado la posibilidad de adquirir alimentos, esto no necesariamente implica que sean saludables. Esto se debe, en parte, a la disponibilidad de alimentos chatarra en diversas comunidades, y a la escasa educación, que ha provocado el incremento de padecimientos de salud en las comunidades de origen de personas migrantes, identificándose otros campos de acción de las políticas públicas, en este caso relacionados con la seguridad alimentaria y nutricional, la salud y la educación. Respecto al consumo de alimentos en el interior del país se apunta lo siguiente:

“No obstante, se pudo observar que en muchas de estas familias el consumo de frutas y verduras es muy bajo, a pesar de conocer y mencionar los aportes nutricionales de las frutas y las verduras y habiendo sido aconsejados por diversos actores de Salud y Seguridad Alimentaria. De igual forma, pese a las recomendaciones de los mismos y el conocimiento de los daños que ocasiona el consumo de comida chatarra, éste es bastante frecuente” (Galindo y Chang, 2014).

El envío de remesas familiares también ha incidido en la interacción social; las redes sociales y la tecnología en general, han jugado un papel importante en las relaciones a través de las fronteras, permitiendo a los emigrantes mantener una presencia en sus comunidades de origen a pesar de la distancia. En alrededor de 20-30 años se ha pasado de la comunicación a través del envío de cartas, a las llamadas por teléfonos comunitarios, luego hacia teléfonos celulares, y más recientemente a videollamadas y mensajes instantáneos. Esto permite una presencia virtual en las comunidades de origen y es un campo nuevo de análisis, sobre tejer las relaciones sociales a través de la virtualidad.

“En los últimos 20 años, la tecnología y las telecomunicaciones han contribuido a forjar y fortalecer los vínculos transnacionales, de esta forma la distancia se ha disminuido a través de la interacción virtual” (López J., 2019).

Otro elemento característico del impacto de las remesas en la vida cotidiana de quienes las reciben está relacionado con la construcción de viviendas, específicamente con su arquitectura; se puede encontrar de manera más visible en el Altiplano y Occidente del país, en donde las construcciones de las residencias se caracterizan por tener dos y, a veces, hasta seis o siete niveles. En algunas ocasiones se trata de imitar el estilo de casas que los emigrantes guatemaltecos han visto en los EE.UU. y, en otras, se busca mantener el estilo propio de las casas, pero de una manera ostentosa. Esto particularmente se puede apreciar en los acabados, en el uso de azulejos y el tipo de vidrios; regularmente, estas casas se construyen con blocks, cemento y hierro.

En ese sentido, es importante también señalar el papel que juegan los albañiles de las comunidades de origen de migrantes, que muchas veces son personas retornadas, porque son los encargados de traducir la visión estética del migrante en algo material y visible en la comunidad de origen. Uno de los detalles a resaltar es que a veces los espacios dentro de las casas no responden al uso que se necesita por parte de la familia, existe una disonancia entre para lo que se construye y para lo que se utiliza. Los espacios no se piensan desde su utilidad por parte de las familias, por ejemplo, a veces son planificados para una sala y terminan siendo utilizados para gallineros. Esto sucede principalmente porque no hay una relación entre las necesidades de las personas que habitan estos espacios y la idea de la persona migrante en los EE.UU., que tiene de la construcción de su casa, desde su experiencia allá.

Finalmente, es necesario subrayar que las remesas han sido un importante recurso económico para cientos de familias; en la crisis económica derivada de la pandemia, han sido un amortiguador importante; han permitido motivar el consumo, considerando que quienes las reciben han podido complementar sus ingresos. Es preciso mencionar que, en algún momento durante la pandemia, especialmente al inicio, esos envíos se vieron afectados, sin embargo, se han recuperado significativamente. Las políticas públicas orientadas a la recuperación económica deben dar un espacio que permita una mejor gestión de esos recursos.

Ilustración 1: Casas en Jacaltenango, Huehuetenango. Fuente: trabajo de campo en Jacaltenango Huehuetenango, 2019.

Bibliografía

Banco de Guatemala -BANGUAT-. (11 de Mayo de 2021). BANGUAT. Obtenido de BANGUAT: http://www.banguat.gob.gt/es/page/remesas-familiares-0

Galindo, M. A., y Chang, y L. (2014). Percepciones y comportamientos que condicionan el consumo en doce comunidades rurales de Guatemala. Antropología y Nutrición -SESAN-, 8.

González, C. H., Prado, P., y Pira, y J. (2014). Las Microfinanzas en el desempeño de las MIPYME, el caso de los mercados de la ciudad de Guatemala. Guatemala: ASIES.

Instituto Guatemalteco de Migración. (27 de abril de 2021). Cuadro: guatemaltecos retornados vía terrestre y aérea del 13 de marzo al 29 de diciembre de 2020. Cuadro: guatemaltecos retornados vía terrestre y aérea del 13 de marzo al 29 de diciembre de 2020. Guatemala, Guatemala, Guatemala: IGM.

Juárez, F., López, J. J., y Prado, y P. (2020). La migración y las remesas familiares en el contexto de la COVID-19. Guatemala: ASIES.

López, J. A., Pérez, R. P., y Villareal,y F. (2020). Estrategias para fomentar la inversión de remesas familiares y la inclusión financiera. Ciudad de México: CEPAL.

Migration Policy Institute. (27 de abril de 2021). Migration Policy Institute. Obtenido de Migration Policy Institue: https://www.migrationpolicy.org/programs/data-hub/us-immigration-trends#Diaspora

López J., Juan J. (2019). Migración transnacional entre Jacaltenango, Huehuetenango y Jupiter,    Florida. Guatemala: ASIES.

 

*Por Pedro Prado y Juan José López, investigadores de ASIES

 

 

 

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