En la Plaza de la Constitución, las protestas no se han detenido desde abril del año pasado. Lo que sí ha pasado es una notable reducción en el número de manifestantes. Sólo un grupo es infaltable y es el de la llamada batucada, que con tambores, panderetas y hasta sartenes, dan vida a sus consignas.

Desde abril de 2015, los sábados se han convertido en el día de reunión de quienes exigen cambios sustanciales en la vida política, económica y social del país. Y este sábado no fue la diferencia:

Al menos 30 jóvenes mantuvieron viva la llama de la protesta social pidiendo leyes más democráticas y mayores oportunidades para todos los guatemaltecos.

Las protestas de la Plaza, como se ha dado en llamarles, jugaron un papel importante en la caída del gobierno encabezado por Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti. Convocados a través de las redes sociales, con la etiqueta #RenunciaYa, cientos de guatemaltecos comenzaron a congregarse en la Plaza de la Constitución.

Conforme el tiempo pasó, los cientos se convirtieron en miles. Y de la capital, el movimiento se reprodujo también en las plazas centrales de las cabeceras departamentales, donde las exigencias fueron subiendo de tono, pidiendo la renuncia, primero de la vicemandataria Baldetti y luego del presidente Otto Pérez.

Este año, las exigencias se encaminan fundamentalmente hacia el Organismo Legislativo, donde analistas de agrupaciones como la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (Asíes) o el Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN) coinciden en que debe trabajarse en profundizar las reformas, pues las que se han hecho hasta ahora, son muy superficiales.

José Carlos Sanabria, de Asíes, dice que debe trabajarse en una segunda generación de reformas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos, que profundice en la democratización interna de esas agrupaciones.

Mientras eso no suceda, los actuales caciques locales de los partidos seguirán teniendo el control y la población no tendrá mayores opciones para elegir, asegura Sanabria.

Similar pensamiento tiene María Isabel Bonilla, del CIEN, quien agrega que aun cuando debe ponerse atención y presión sobre el Organismo Legislativo, no debe dejarse de exigir cambios en el sistema judicial y también a nivel del Ejecutivo.