La decisión de Otto Pérez Molina de permanecer en el cargo como presidente de la República de Guatemala, a pesar de ser señalado por la Comisión Internacional Contra la Impunidad y el Ministerio Público como principal cabecilla de la red de defraudación aduanera denominada La Línea, no será bien recibida por los inversionistas nacionales y extranjeros.

De acuerdo con el economista sénior del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi), Enrique Maldonado, cuando un presidente es acusado de encabezar una red que defrauda al Estado, no puede existir certidumbre jurídica.  El analista  enfatiza que mejorar las condiciones del país está en manos de Otto Pérez Molina, debe renunciar. El analista sénior de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (Asíes) Carlos González Arévalo aconseja ser “prudente” con la coyuntura, porque no hay cifras oficiales que indiquen un deterioro en la economía del país. “La no renuncia de Pérez Molina agrava solo la crisis política”, aclara.

Sin embargo, coincide en que la inversión interna o externa se puede retrotraer con la decisión del mandatario guatemalteco. Según el economista, los inversionistas son “quisquillosos”, si no hay un ambiente propicio suspenden o posponen emprender negocios hasta que se aclare el panorama.

Gustavo Sáenz, analista macroeconómico del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales, comparte lo dicho por Maldonado; la permanencia de Pérez Molina “daña al país”. “Debilita la credibilidad de Guatemala como un centro de inversión”, agrega.

No obstante, señala que la renuncia del mandatario, y un gobierno interino, crearía mayor incertidumbre en la inversión extranjera y afectaría el crecimiento del país, principalmente en momentos tan cercanos a las elecciones.

En la mira de calificadoras

Según Maldonado, los acontecimientos no pasarán desapercibidos para las agencias calificadoras, cuando emitan una nueva evaluación del país a mediados de octubre próximo. “Mantener la calificación estaba condicionado a la respuesta para superar la crisis, pero con lo sucedido será difícil conservar el grado”, señala.

González Arévalo señala que las “calificadoras” se precipitaron al bajar la nota del país meses atrás. “Debería ser visto como positivo porque es un ejercicio democrático de lucha contra la corrupción”, señala.

El Banco de Guatemala es más optimista y asegura que la previsión de crecimiento se mantiene entre 3.2 y 4.2 por ciento. “Creemos que se mantendrá en el límite superior”, afirma el presidente interino, Sergio Recinos.

Agenda local

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