El nuevo presidente de Guatemala deberá “lanzar señales urgentes”

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Guatemala acude a segunda vuelta con el lastre de la desconfianza

octubre 23, 2015  /  Autor: Agencia  /  Mundo  /  Sin Comentarios

Por Patricia Castillo (dpa)

Ciudad de Guatemala, 23 oct (dpa) – La desconfianza generalizada de la población en las instituciones del Estado será el mayor desafío para el nuevo presidente que surja de la segunda vuelta electoral del domingo en Guatemala, en la que el comediante Jimmy Morales parte como favorito frente a la ex primera dama Sandra Torres.

“Sin duda, el primer reto para el nuevo gobierno será rescatar la confianza en las instituciones y en las personas que las dirigen. El rechazo a la corrupción, hoy en día, es la principal demanda de la población”, dijo a dpa Luis Linares, de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (Asies).

Y es que la segunda vuelta de este 25 de octubre se dará en el marco de un proceso electoral que estuvo pautado por la estrepitosa salida del presidente Otto Pérez y de su vicepresidenta Roxana Baldetti, forzados a dimitir tras ser acusados de liderar una organización dedicada a la defraudación aduanera.

Ambos fueron procesados por lo que se conoce como el caso “La Línea” y permanecen en prisión preventiva tras ser denunciados por la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) y el Ministerio Público.

Este domingo, 7,5 millones de ciudadanos inscritos en el padrón deberán acudir nuevamente en las urnas para elegir entre los dos candidatos más votados en la primera vuelta del 6 de septiembre: Morales y Torres. Las últimas encuestas dan al comediante más de 30 puntos de ventaja sobre la ex primera dama.

La primera vuelta se realizó apenas cuatro días después de la renuncia de Pérez (elegido en 2011). Por eso, para el ex vicepresidente Eduardo Stein los ojos de la población ahora estarán puestos como nunca antes en las acciones de las nuevas autoridades, que serán observadas con la ayuda de “una lupa muy potente”.

Torres se divorció en 2011 del mandatario Álvaro Colom (2008-2012) para sortear una disposición que le prohibía competir por la presidencia siendo esposa del líder del ejecutivo.

En esa oportunidad el tribunal a cargo prohibió su inscripción, pero ahora la ex primera dama arremeterá en su propósito, esperando contar con la fidelidad del voto en áreas rurales, donde tuvo una amplia proyección mediante programas sociales que impulsó durante el gobierno de su ex marido.

Morales, a su vez, era un “outsider” de la política pero saltó a la primera plana gracias a lo que se interpretó este año como un voto castigo. Graduado en administración de empresas y con estudios militares de alto nivel, el candidato conservador era más bien conocido como actor y como productor de cine, televisión y teatro.

En lo que respecta a la inminente cita electoral y lo que le espera al gobierno emergente, Stein recordó que en procesos anteriores de la actual era democrática, que ya lleva 30 años, las elecciones representaban un “desfogue” para una desencantada opinión pública que veía en ellas la oportunidad de un “cambio”.

Al nuevo gobierno, explica el ex vicemandatario, “se le daba más o menos un año de gracia (en su mandato de cuatro), para ver cómo resultaba. Esto no va a pasar ahora”, consideró.

“Por primera vez, precisamente, por esa insuficiencia estructural que estamos viviendo, la elección no va a resolver esa frustración de aspiraciones. Al contrario, luego de una elección incómoda (en primera vuelta), la población va a tener una lupa muy potente sobre quien gane (en la segunda ronda)”, explica.

De acuerdo con Linares, el nuevo presidente de Guatemala deberá “lanzar señales urgentes”, en primer término, para ganar la confianza ciudadana. “Posiblemente sean señales simbólicas, como reducirse el salario, pero son imprescindibles”, explicó.

Linares reconoció que simples acciones de austeridad no resuelven el problema de falta de recursos para atender los graves problemas nacionales, pero que pueden servir para construir confianza.

“Eliminar partidas de publicidad o reducir costos de funcionamiento puede no ser de gran ayuda, pero es una muestra de que ante una situación crítica de los servicios públicos e infraestructura hay una clara voluntad de reorientar el gasto de la mejor manera. Esto es el primer paso”, comentó.

Según Linares, el descontento y rechazo contra el gobierno de Pérez se originó a raíz de los niveles de corrupción y, por lo tanto, éste se convierte en el tema “clave” para el nuevo gobierno, incluso superando otra gran preocupación de la sociedad: la seguridad, según reflejan distintas encuestas.

Linares señaló que el desencanto de la población por actos de corrupción en el gobierno de Pérez es una reacción que se venía “acumulando” desde gobiernos anteriores. Pero antes, “no había un organismo como la CICIG. Denuncias siempre hubo, pero no llegaron a su judicialización, como ocurrió esta vez”, apuntó.