Siglo 21 Sección: Un Punto de Vista

Lecciones aprendidas del IGSS

 El rostro del presidente del Banco de Guatemala es más que elocuente. Al contrario de otros capturados en los operativos del MP y la Cicig que, aun cuando lo intenten, no dejan de traslucir el cinismo y, en no pocos casos, sonríen descaradamente. Al Lic. Julio Suárez se le ve desolado.

He conversado con varias personas que lo conocen y están absolutamente seguras de su integridad. Sin embargo, en la aprobación unánime de la licitación de servicios para enfermos renales, de acuerdo con el documento leído por la fiscalía durante la indagatoria, resultan evidentes los vicios de que adolece la adjudicación a una droguería, de servicios médicos altamente especializados.

Alguien decía que este suceso afectará el funcionamiento de las juntas directivas de entidades autónomas y descentralizadas, pues habrá temor de tomar decisiones. Creo que dentro de lo doloroso que puede ser para directivos honorables —en el IGSS hay al menos uno que es exactamente lo opuesto — es necesario señalar lo que puede tomarse como una lección para aprender. En el caso de la Junta Directiva del IGSS le competen varios temas de enorme responsabilidad como aprobar las inversiones de los fondos del instituto, habida cuenta de la magnitud de las reservas que maneja, especialmente la del IVS. Pero hay otra responsabilidad común a todas las directivas de entidades públicas y a los concejos municipales, que la de ser la autoridad superior para designar las juntas de licitación y aprobar las adjudicaciones de licitaciones.

Es este un tema sumamente delicado que exige conocer a profundidad la Ley de Contrataciones y su reglamento. Un vicio evidente en lo que salió a luz pública es que las Juntas de Licitación son integradas por sorteo. El artículo 11 de la Ley de Contrataciones del Estado indica que si la entidad no cuenta con personal idóneo, podrá nombrar a servidores de otras dependencias. Idóneo, según el Diccionario de la Lengua Española, significa adecuado y apropiado para algo.

Si se tratara de la Dirección de Caminos, que contrata principalmente carreteras, podría sortearse la integración de una junta entre los ingenieros de planta. Pero en el IGSS, que compra equipos y suministros de una enorme diversidad, desde quirófanos y equipo de odontología hasta sistemas informáticos, y desde medicinas, alimentos, ropa, hasta implementos y materiales de limpieza, es absurdo integrarlas mediante sorteos y que dentro de los elegibles se incluya forzosamente —porque así lo declaró un médico— a personal subalterno, como es el caso de enfermeras auxiliares.

El otro paso, sumamente delicado es la aprobación de la adjudicación. Aquí no queda otra que revisar minuciosamente las bases de licitación y el acta de adjudicación, para determinar si el adjudicado cumple con los requisitos de las bases y si la junta respetó los criterios de calificación establecidos. Si la directiva no está de acuerdo con lo actuado por la junta, puede devolver el expediente para que se revise la decisión. Y una vez devuelto, con la adjudicación cambiada o ratificada, la directiva puede aprobarla o prescindir de la negociación. Es decir, que nada le ata las manos.

Es el órgano que decide, y no puede alegar, en caso de conflicto legal, que la decisión se fundamentó en los dictámenes favorables emitidos por los órganos asesores de la institución. Estos solamente pueden ser orientadores, pero en modo alguno son vinculantes. Así que ser miembro de una directiva es una responsabilidad compleja. No es como lo toman algunos, un medio para devengar fáciles y jugosas dietas. Y se debe actuar críticamente, sin alinearse incondicionalmente con el mandamás de turno.

 

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