Ha transcurrido más de un año de los movimientos ciudadanos que terminaron con la renuncia a sus cargos de los entonces presidente Otto Pérez Molina y la vicepresidenta Roxana Baldetti.

Redacción Emisoras Unidas / Informe especial de Juan Diego

Consultados varios analistas, sobre si las manifestaciones son una herramienta ciudadana o una solución a los problemas de índole político, la mayoría coincide en el dialogo, como la solución para resolver los problemas.

José Carlos Sanabria, de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (ASIES), dice que los movimientos ciudadanos no son los espacios idóneos para la construcción de proyectos de largos plazos.

Gabriel Huer, del movimiento Justicia Ya, expresa que el enfoque debe estar en lo que sucede detrás de las manifestaciones, lo cual califica como “campo fértil”, el cual puede ser utilizado para desarrollar una participación más activa y relevante de la ciudadanía.

Un problema debe ir acompañado de una solución, que de resultados en el corto, mediano y largo plazo, considera Pedro Cruz, de Jóvenes por Guatemala.

Para José Echeverría, del Movimiento Cívico Nacional (MCN), se deben crean varios espacios y organizaciones civiles para una mejor participación de la población quien deberá vigilar, auditar y fiscalizar a la autoridades.

Al ser consultado el Procurado de los Derechos Humanos, Jorge de León Duque, dijo estar de acuerdo en que los guatemaltecos les exijan a los servidores públicos rendición de cuentas.

De León Duque asegura que los funcionarios tienen la obligación de transparentar sus acciones.