Siglo 21 Sección: Punto de vista Página

 

¿Luz al final del túnel?

 En más de una ocasión he compartido con los lectores pasajes de Ecce Pericles, la magistral crónica de la dictadura de Estrada Cabrera y del Movimiento Unionista, escrita por don Rafael Arévalo Martínez, una de las figuras señeras de la literatura guatemalteca, como la calificó el recordado maestro Francisco Albizúrez Palma.

Pues bien, cuenta don Rafael que allá por 1902, en Quetzaltenango, el Gobierno —más bien el tirano que se encargaba hasta del mínimo detalle— hizo leer por medio de bandos un mensaje donde se afirmaba que el epicentro de los sismos que afectaban la región se encontraba en un lugar distante de América.

Pero, para terminar la lectura, el encargado tuvo que auxiliarse de una linterna, pues el humo y cenizas que arrojaba el volcán Santa María llegaron a producir una densa oscuridad.

Algo parecido trató de hacer el gobierno en días anteriores. Incluso Pérez Molina inauguró, con colores de campaña, el servicio del Transurbano en el municipio de Mixco, para dar upas al hijo y dar a entender que aquí no pasaba nada, e intentó una más de sus costosas campañas publicitarias.

Esto y otras actuaciones, incluso el rostro sonriente de Pérez Molina —que contrastaba con la circunspección de sus ministros, cuando el nuevo vicepresidente daba sus primeras declaraciones en Casa Presidencial— llevan a la conclusión, como anota acertadamente el G4 en su último comunicado, que “las más altas autoridades y líderes políticos indican que no ven la profundidad y naturaleza de la crisis ni asumen las cuotas fundamentales de responsabilidad”.

Cuando escribo estas líneas, faltan menos de 24 horas para la manifestación convocada para el sábado 16. Sin necesidad de tener una bola de cristal, puede uno afirmar que fue masiva y ordenada, como la del 25 de abril, que permitió expresar la justa indignación de un pueblo que ha sido objeto de un saqueo despiadado, mientras la inmensa mayoría de los guatemaltecos carece de los servicios esenciales, cuya prestación es la razón de ser del aparato estatal.

Ojalá que el mensaje haya llegado de manera “clara y contundente” al mandatario.

Dentro de este panorama tan oscurecido, como el de Quetzaltenango hace más de un siglo, tenemos la impresión de que aparece una luz al final del túnel. El licenciado Alejandro Maldonado, quien tiene la singular oportunidad de cerrar con broche de oro una dilatada carrera pública, afirmó en declaraciones ante la prensa, que inaugurará una vicepresidencia a su estilo, a su modo y a su entender.

Es de esperar que esto signifique que no se perderá en los 14 gabinetes y comisiones encomendados a la vicepresidencia.

La crisis plantea una sola e ineludible tarea: luchar contra corrupción, no importa quien caiga. Para lo cual, como él mismo indicó también en unas declaraciones previas a la elección en el Congreso ante Emisoras, es preciso actuar con coraje, que significa ­según el Diccionario de la Real Academia­— impetuosa decisión y esfuerzo de ánimo, valor, irritación, ira.

Esta última es lo que existe en el ánimo del pueblo. Y de ella debe imbuirse el Lic. Maldonado, para conocer lo que siente el pueblo de Guatemala y actuar en consecuencia.

Y me parece que debe reflexionar sobre la declaración patrimonial. Alegar motivos de seguridad es lo que ha hecho tanto alcalde y funcionario corrupto. No ponerla en conocimiento público en modo alguno libra a una persona de la acción de los delincuentes. Pero si la hace pública, pondrá una presión insoportable sobre los funcionarios del Ejecutivo.

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