La Universidad de San Carlos (Usac) tendrá nuevo rector a partir del viernes próximo, y a decir de integrantes de esa casa de estudios, así como analistas y reconocidos egresados, la Carolina debe enfrentar los retos de “equilibrar” la calidad educativa en algunas unidades académicas y mejorar su participación en las distintas entidades en las que tiene representación, entre otros desafíos.

La buena noticia para Carlos Alvarado Cerezo, quien sucederá en laRectoría a Estuardo Gálvez, es que a partir del próximo año la Usac recibirá más fondos del Estado, en cumplimiento a una sentencia de la Corte de Constitucionalidad (CC) que ordena al Ejecutivo que entregue a la universidad el 5% del presupuesto del Estado, sin deducción alguna.

Con la toma de posesión de Alvarado, la Usac, que el 31 de enero pasado celebró 338 años de fundación, toma la estafeta luego de 8 años de gestión de Gálvez, quien fue reelecto hace 4 años.

Según el rector saliente, hay una ruta trazada con avances, en la que Alvarado deberá trabajar para cumplir con el objetivo de dar un servicio de calidad a la sociedad.

Uno de los avances que menciona Gálvez es la citada sentencia de la CC, al afirmar que durante no menos de 20 años la Usac no recibió a cabalidad los fondos que por mandato constitucional le corresponden. La asignación presupuestaria de este año aprobada por el Congreso es de Q1 mil 511 millones.

“La resolución de la Corte va a poner en serios aprietos al resto del sector público, considerando el estado actual de finanzas. El doctor Alvarado tiene el reto de hacer que ese sacrificio se vea reflejado en un nivel académico mayor y en cambios administrativos internos que lo ameritan”, opina Raquel Zelaya, de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (Asíes).

Con limitaciones
Óscar Peláez Almengor, director del Centro de Estudios Urbanos y Regionales de la Usac (Ceur), afirma que la falta de recursos siempre ha estado latente en la universidad y que las unidades académicas han tenido que trabajar con esta limitante.

“Por ejemplo, faltan espacios para cubrir a todos los estudiantes, hay aulas hasta con 180 alumnos. Con esa cantidad, al docente no le queda más que dar su clase buenamente y calificar las pruebas de manera pasiva”, apunta Peláez.

Según Luis Linares, analista de Asíes, en materia presupuestaria persiste la impresión de que no hay una racionalidad en el manejo de los recursos, por lo que urge hacer un uso más eficiente y transparente de este dinero. El especialista concuerda con Paláez en que la falta de espacios es uno de las problemas a los que no se les ha dado prioridad.

“Hay costos muy elevados en materia de personal; por otro lado, hay descuido en áreas como infraestructura. Es evidente que las zonas educativas tienen deficiencias ”, afirma Linares.

La analista independiente Karin Slowing añade que con la inyección del dinero que la Usac recibirá el próximo año, debería haber una diferencia cualitativa en el acceso, en la calidad y en la potenciación de los servicios que aporta la Carolina al país. “Habría que ver cuál es el plan de trabajo del nuevo rector para este dinero extra, el cual tiene que verse reflejado en mejoras”, expone.

Mejorar la calidad educativa
Este año están inscritos 195 mil estudiantes, lo cual, a criterio del director del Ceur, ha impactado en una merma de la calidad educativa de la Usac.

“La universidad ha experimentado una transformación muy radical y profunda en los últimos 30 o 40 años porque ha crecido mucho. Esto trae consigo una ampliación de sus necesidades, lo cual, a su vez, origina complicaciones como la masificación de las aulas”, explica Peláez, quien agrega que el hecho de tener muchos estudiantes complica el proceso enseñanza-aprendizaje en varias unidades académicas.

Al respecto, Mario Rodríguez, analista del Instituto de Problemas Nacionales de la Universidad de San Carlos (Ipnusac), considera que el rezago en educación se ve más en las unidades académicas del área de ciencias sociales, que además de tener sobrepoblación afrontan la dificultad de que sus estudiantes son de tiempo parcial, porque la mayoría combina sus estudios con el trabajo.

“No hay homogeneidad; hay unidades que tienen una excelente calidad educativa, de hecho son las mejores a nivel centroamericano, entre estas se pueden mencionar Auditoría, Farmacia, Agronomía, Medicina, Ingeniería y Arquitectura, pero hay otras que presentan deficiencias”, asevera Rodríguez.

Linares resalta que es urgente mantener la calidad académica de las unidades que la tienen y rescatar la de aquellas en las que hay deterioro. También sugiere tomar en cuenta el aspecto de la investigación.

El cardiólogo Aldo Castañeda, reconocido profesional de la medicina nacional e internacional, egresado de la Usac, es más crítico y asegura que hasta que no se cambie la estructura de la universidad, esta no podrá calificarse como buena.

“Nunca ha habido una buena estructura universitaria; por ejemplo, cuando estudié en la Facultad de Medicina, éramos como 250 alumnos y reprobaba el 75%; esto era un claro ejemplo de que no estaba bien la escogencia de los estudiantes ni el servicio educativo y el sistema sigue así”, lamenta Castañeda.