¡Que renuncien! ¡Que renuncien! ¡Que renuncien! ¡Fuera! ¡Fuera! ¡Fuera! ¡El Pueblo unido jamás será vencido! ¡El pueblo unido, jamás será vencido! ¡El pueblo unido jamás será vencido! ¡Nos robaron tanto que hasta el miedo se llevaron! ¡Nos robaron tanto que hasta el miedo se llevaron! ¡Nos robaron tanto que hasta el miedo se llevaron!

Estas fueron algunas de las principales consignas que miles de guatemaltecos gritaron el 25 de abril en el parque central de varios lugares del país. Aunque usted no lo crea. No es una película de ciencia ficción, ni mucho menos un spot publicitario de algún partido político. Fue real y por fin sucedió en Guatemala. Un gigante dormido despertó y la ciudadanía se levantó, caminó, gritó y se expresó libre y voluntariamente, sin acarreos ni agendas políticas ocultas.
El despertar democrático que movió a muchos guatemaltecos y guatemaltecas ha sorprendido a propios y a extraños. La indignación, el rechazo y el repudio a la corrupción fueron los detonantes para que el gigante dormido despertara, y la ciudadanía saliera cansada a la calle a decirles a los políticos:

¡Ya no más corrupción e impunidad!

El mensaje fue claro y contundente. Un grito desesperado dirigido a los altos funcionarios del gobierno y un mensaje directo a la clase política del país. La ciudadanía se cansó de los abusos y atropellos que continuamente se cometen con los escasos recursos públicos.

El 25 de abril del 2015 marcará un parte aguas en la historia del país. Fue el día en que miles de guatemaltecos, de distintas clases sociales, mujeres, hombres, jóvenes, niños, niñas, indígenas, religiosos, ateos, ladinos, empresarios, estudiantes, profesionales, universitarios, del interior del país; salieron con una voz única y con un solo propósito a las calles a decirle a los políticos corruptos que estamos cansados de la corrupción.

Sin duda, es muy positivo en términos democráticos que la ciudadanía se exprese libremente en los espacios públicos y que mediante este tipo de manifestaciones muestre su parecer frente a los sucesos políticos. Definitivamente, este es un primer paso. Ahora el desafío está en ver cómo esa insatisfacción se transforma en propuestas concretas de solución al problema de la corrupción. Seamos realistas. La renuncia del Presidente y la Vice presidenta del país no resuelve el problema.

La crisis de legitimidad que está enfrentando el sistema político marcará fuertemente el desarrollo y la evolución de las elecciones.

Quiero pensar y soñar que este despertar nos está guiando precisamente a que busquemos de manera conjunta las soluciones a la crisis, y que en el proceso electoral, la ciudadanía juegue un papel importante para cambiar la historia del país. Nada está escrito y aquí a nadie le toca.

Los partidos políticos no podrán hacerse de la vista gorda e ignorar el clamor popular, sino todo lo contrario, deberán incluir en sus propuestas de campaña las propuestas que tienen para solucionar la corrupción en el país. Las propuestas deberán ser concretas, realistas y viables. Recuerden que ahora tenemos una ciudadanía muy molesta que estará vigilante de cada paso que dará el gobierno. ¿Qué opina usted?