La próxima semana conmemoramos las fiestas patrias. Los acontecimientos recientes nos han hecho reafirmar nuestra identidad como guatemaltecos e interiorizar nuestra responsabilidad en la construcción de una mejor sociedad para todos. De forma inédita, los ciudadanos se han manifestado de distintas formas, urgiéndonos a encarar algunos de los males que han corrompido al Estado. Nuestras instituciones han sufrido una fuerte sacudida. Las personas también hemos sido apartadas de nuestra zona de confort, habiendo tomado cartas en el asunto. Lo que sucede en el país ha dejado de ser solamente esa historia entre políticos y líderes de algunos sectores, relatada en los medios de comunicación, para pasar a tener a la ciudadanía como protagonista. Sin embargo, pese a que la crisis podría haber sido el caldo de cultivo ideal para conflicto y enfrentamiento, los guatemaltecos hemos optado por una ruta pacífica. Nuestra bandera ha inundado la Plaza de la Constitución, mientras personas de distintas edades, procedencias, extractos sociales, grupos étnicos y sectores se han pronunciado en un solo clamor a favor del combate a la corrupción y a la impunidad.

Los rostros de quienes han elevado la voz en esta crisis han sido diversos. Sería difícil mencionar a todas las personas que se han involucrado de lleno para contribuir a la solución de nuestros problemas. Sin embargo, a manera de ilustración, quisiera resaltar en esta columna la labor de cinco mujeres que han robado cámara en los últimos días y cuya participación genera optimismo, como una prospectiva de que vendrán tiempos mejores. Hace poco más de un año atrás se vivía un debate acalorado sobre la salida de la anterior Fiscal General y la debacle que ello traería. Sin embargo, la gestión de Thelma Aldana al frente del Ministerio Público es hoy reconocida como determinante en una lucha declarada en contra de la corrupción y la impunidad. María Eugenia Mijangos, Magistrada Titular del Tribunal Supremo Electoral, también ha cobrado protagonismo en las últimas semanas, habiéndose escuchado como una voz objetiva e independiente, dispuesta a defender el mandato constitucional que le ha sido conferido. Cuando salga publicada esta columna, muy probablemente ya contaremos con Vicepresidente. Aceptar una designación de este tipo en la coyuntura actual no es sencillo. Requiere aplomo, preparación, reconocimiento ciudadano, honorabilidad, capacidad para tender puentes entre sectores y un inobjetable compromiso con Guatemala y con el bien común. Raquel Zelaya reúne estas cualidades con creces. Nineth Montenegro, quien navega las turbulentas aguas del Congreso, ha logrado una tarea difícil: generar confianza y un amplio respaldo ciudadano, que rebasa la historia y las ideologías, y que radica en un reconocimiento a su integridad. Finalmente, La Antigua Guatemala enfrenta una crisis sin precedentes. Las primeras declaraciones de Susana Asencio, luego de su elección a la Alcaldía de dicha ciudad, son halagüeñas. Cuenta con formación, experiencia, comprensión del problema y mesura, lo que ayudará a abrir un nuevo capítulo en el rescate de una pieza fundamental de nuestro patrimonio cultural. Ellas cinco son modelo para los guatemaltecos. Anímese. Vienen tiempos mejores.