Siglo 21 Sección: Un punto de vista

 

Trabajo decente, 10 propuestas (II)

 Finalizamos esta serie de columnas dedicadas a compartir con nuestros lectores la propuesta que elaboramos en Asíes, titulada En busca del trabajo decente, que esperamos sirva de insumo para que el próximo gobierno impulse una política económica y social orientada al aumento del empleo, mejorar su calidad y, con ello, contribuir a superar la desigualdad, causa profunda de todos nuestros males sociales.

Mencionamos en la anterior columna los motores de la economía y del empleo, y nos quedamos en la industria. Aquí es también necesario, debido a la cantidad de trabajadores involucrados, resolver el tema de la maquila de vestuario y textil, mediante un régimen fiscal temporal, siempre y cuando se oriente hacia procesos que incorporen materias primas nacionales y mayor valor agregado.

Pensar que podemos alcanzar un nivel más alto de desarrollo con un sector industrial centrado en el ensamble de ropa o de otros productos es, en el mejor de los casos, totalmente ilusorio.

También hacemos referencia al impulso del turismo, en donde tenemos grandes potencialidades desaprovechados. Tikal, por ejemplo, recibió en 2013 150 mil visitantes extranjeros, en tanto que Machu Picchu tuvo 1.5 millones.

La construcción es otro motor que es preciso activar, particularmente la vivienda. Hay un déficit de más de 250 mil viviendas, que no puede ser atendido solamente por el mercado, por lo que se requiere de la intervención pública, evitando caer en la piñata que ha sido Foguavi.

Esto se relaciona con la segunda propuesta, la obra pública, que además de la vivienda, debe generar las condiciones necesarias para la inversión, como carreteras y riego.

La pregunta que salta de inmediato es: ¿Con qué dinero? En el estudio identificamos varias partidas del presupuesto de este año, que suman Q13 mil 260 millones que, en su mayoría, no atienden necesidades prioritarias, tienen un fin clientelar y son presa de la corrupción. A esto se agregan los fondos manejados en los oscuros fideicomisos.

Es indudable que, aun bien administrados, esos recursos son insuficientes. Pero primero hay que limpiar la casa, antes de pensar en nuevas medidas fiscales.

Se plantea el fortalecimiento de la integración centroamericana, por la gran potencialidad que tiene para nuestras exportaciones al tiempo que activa el mercado interno.

Para ello es fundamental cumplir con lo que ya parece un viejo sueño: la unión aduanera. Para promover el empleo rural, área en la que se concentran nuestros peores indicadores y la más vergonzosa desigualdad, se propone atender al trabajador agrícola por cuenta propia y un programa de empleo temporal comunitario, de lo cual hay experiencias muy exitosas.

Para mejorar la calidad de empleo se sugieren medidas relativas a una política de salario mínimo orientada a mejorar progresivamente, mediante incrementos graduales y sostenidos, el ingreso real de los trabajadores.

No es admisible, ni siquiera desde el punto de vista de la supervivencia del mercado, una política basada en salarios de hambre, como los mínimos diferenciados. También se propone la dignificación del trabajo doméstico (que incluye más de 167 mil trabajadoras); la ampliación de la cobertura de la seguridad social, comenzando con mejorar y depurar sus servicios de salud y, entre otras medidas, incorporar a los trabajadores por cuenta propia; fortalecer la capacitación para el trabajo, y hacer cumplir la legislación y fortalecer la institucionalidad laboral.

Invitamos a los lectores de Siglo.21 a conocer la propuesta completa en el portal de Asíes:www.asies.org.gt

ASIES

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