“La UNE tiene el desafío de mantenerse como partido. La derrota no implica que desaparecerá, dependerá de su rol en el Congreso”

Esta derrota, en opinión del jefe de campaña de la UNE, el diputado Orlando Blanco Lapola, no fue producto de simpatías hacia el ganador, sino de la tendencia nacional de rechazo a los partidos políticos tradicionales: la ola ciudadana de la indignación.

“No perdimos ante Jimmy Morales; no es que este nos derrotó, perdimos porque nos ganó el antivoto contra los partidos políticos tradicionales”, afirmó Blanco.

Javier Brolo, analista político de la Asociación de Investigaciones y Estudios Sociales (Asíes), tiene una opinión similar. Señala que Torres obtuvo 19.76% en la primera vuelta y 32.56% en la segunda. Esto muestra que la mayor parte de los votantes se inclinaron por el candidato del FCN-Nación, independientemente de por quién votaron en la primera vuelta.

“No lo veo como un voto de rechazo, sino que Morales pudo capturar el voto antisistema mostrado claramente en las áreas urbanas”, afirmó el analista.

TENDENCIA SE INTUÍA
La disposición ciudadana se manifestó en la primera vuelta, mientras que en los departamentos se marcó una lealtad hacia los caciques locales, diputados y alcaldes, lo que no se reflejó al momento de elegir al candidato presidencial, el llamado voto cruzado.

Al comparar los partidos ganadores de diputaciones y alcaldías, los números de FCN-Nación son bajos en comparación con la UNE, con Libertad Democrática Renovada (Líder) o el Partido Patriota (PP).

“Se refleja en las elecciones que se repitieron en 11 municipios, ahí ganaron los candidatos de partidos como Líder, pero no los de FCN-Nación, cuyo candidato presidencial se sabía de antemano que sería el ganador de la segunda vuelta”, explicó Brolo.

“No había razón para pensar que la conducta del electorado cambiaría. Lo que indican los resultados, vistos en el comportamiento de los 23 distritos, es la derrota total del sistema de partidos franquicia”, expresó Édgar Gutiérrez, del Instituto de Problemas Nacionales de la Universidad de San Carlos (Ipnusac).

ESTADISTICAS
El 25 de octubre, la proporción de sufragios alcanzados por Jimmy Morales fue abrumadoramente mayor a los obtenidos por Sandra Torres. En los departamentos donde la UNE se impuso en la primera vuelta, ocho según Gutiérrez, y 10 según Mario Taracena, de la UNE, tan solo conservaron, y no por gran margen, dos de ellos: Quiché y Alta Verapaz.

Es más, aunque Blanco asegura que en todos los distritos sumaron votos y que los datos de la página web del Tribunal Supremo Electoral (TSE) no están muy claros para reflejar lo que ocurrió en el departamento de Guatemala, único espacio donde tuvieron un retroceso, marcado en los municipios de San José Pinula, San Pedro Ayampuc y San Raimundo.

“Si comparamos lo que cada candidato ganó en la segunda vuelta con relación a la primera, el asunto se resume así: por cada voto nuevo que Sandra sumó, Jimmy tuvo 4.4”, señaló Gutiérrez, quien remarca que la UNE perdió distritos estratégicos como San Marcos y Huehuetenango, en los que le había ganado en la primera vuelta.

QUIÉN VOTÓ POR QUIÉN
¿Los votos de Baldizón se fueron con Morales?, ¿cuántos simpatizantes de otros partidos logró acaparar Torres?, dos interrogantes que, al amparo de los resultados, solamente pueden responderse de forma hipotética porque, como lo indicó Brolo, ello requiere de una investigación detallada.

“La mayoría de votantes se fue con Morales. Si sumamos lo que ambos sacaron en primera vuelta, había un 50% que se inclinó por otros candidatos. De estos, en la segunda vuelta, un 10% se fue con Torres y un 40% con Morales”, explicó Brolo.

El analista de Asíes, ante la pregunta de qué pasó con el voto del simpatizante de Baldizón, cree que este pudo distribuirse equitativamente entre los dos finalistas, pero que pesó más el de los otros candidatos.

“En los distritos que perdió la UNE y donde le había ganado al FCN-Nación, es evidente que los votos de Baldizón se fueron con Jimmy”, afirmó Gutiérrez.

En su opinión, eso se debe a que, pese a los acuerdos buscados por Torres con las estructuras políticas locales y sus líderes, el voto no se trasladó automáticamente por dichos acuerdos.

“Los 361 mil nuevos votos de Sandra provienen del clientelismo limitado, el que apostaba a las bolsas y los programas sociales que ella impulsó. En la capital y en varias provincias tuvo el voto de, digamos, la izquierda, grupos progresistas y cierta élite que se asustó con Jimmy”, concluyó Gutiérrez.

“La UNE tiene el desafío de mantenerse como partido. La derrota no implica que desaparecerá, dependerá de su rol en el Congreso, de qué tipo de oposición haga”, consideró Brolo.

Y es que el partido fundado por Álvaro Colom es el único de los que ha gobernado, que ha sobrevivido, de momento, con cierta fuerza y mantenido algunos cuadros.

La Democracia Cristiana Guatemalteca (DCG), el Movimiento de Acción Solidaria(MAS) y el Frente Republicano Guatemalteco (FRG) ya desaparecieron de la vida política nacional.

El Partido de Avanzada Nacional (PAN) no es el mismo que gobernó, la mayoría de los cuadros de ese entonces están agrupados con el Partido Unionista (PU) bajo el liderazgo de Álvaro Arzú. El PP se está desintegrando y el FCN-Nación empieza su vida pública, con un triunfo aplastante en segunda vuelta, pero con una bancada limitada, como limitadas fueron las alcaldías ganadas.

Participación fue aceptable
Mayoría de empadronados emitió su voto
El proceso electoral de 2015 resultó, en su primera vuelta, el de mayor concurrencia en la historia porque acudió un 71.33% de los 7.556 millones de guatemaltecos empadronados. En la segunda vuelta, el numero mermó como ha ocurrido en todas las segundas vueltas, pero siempre fue superior al 51%, siendo en esta ocasión una asistencia del 56.32%.
Al comparar la concurrencia, encontramos que 1.134 millones de votantes que dijeron presente en la primera vuelta, no lo hicieron en la segunda. Es decir, no estaban de acuerdo con ninguna de las dos propuestas. A ellos debemos sumarles los 176,647 que sí asistieron, pero votaron nulo (106,130) o dejaron la papeleta en blanco (70,517).
Lo anterior significa que de los 7.556 millones que integran el padrón electoral, 3.477 millones, el 46% no manifestó simpatía por la propuesta de los candidatos Jimmy Morales, ni por la de Sandra Torres.